lunes, septiembre 22, 2014

LA LEY DE ACCIÓN Y REACCIÓN

Existimos con el fin de que podamos llegar a ser mucho más de lo que somos, no a través de las circunstancias favorables o acontecimientos auspiciosos de la vida, pero si a través de una búsqueda interior para una mayor sensibilización. Para ser y convertirnos en seres evolutivos, estos son los mandamientos de la vida. Que vamos para alguna parte, si, aspiramos llegar a la máxima altura de la evolución eterna, y al despertar de la conciencia respondiendo al llamado del alma, buscando, creciendo y expandiéndonos. 

Hacer menos es hundirse en la prisión reactiva del ego, con todo su dolor, su sufrimiento, limitación, decadencia y muerte. El hombre que vive a través de la reacción en el mundo es víctima de todos los cambios en su entorno, ahora feliz, después triste, ahora victorioso, después derrotado, afectados pero aparentando no estarlo.

El hombre puede vivir muchos años de esta manera, embelesido con la percepción sensorial y los altibajos de su vida, pero un día se dará cuenta que el dolor es más fuerte que el placer, y de repente percibirá que su ego es una ilusión, un producto tan sólo de sus circunstancias externas. Luego después de darse cuenta que estaba hundido en un letargo sueño, tiene la necesidad de buscar el despertar de su conciencia interior y su autodominio. 

Entonces estará en el camino para vivir real y verdaderamente, comenzando a descubrir su verdadero potencial; descubriendo el milagro de su propia conciencia, la magia de su mente. El dominio sobre la vida no se consigue mediante el dominio sobre las cosas materiales, sino por la percepción mental de su verdadera causa y naturaleza.

El hombre sabio no trata de doblegar al mundo para adaptarse a su forma o coaccionando los eventos en una réplica de sus deseos, en cambio se esfuerza por lograr una mayor conciencia que le permite percibir la causa secreta detrás todas las cosas.

Aquí se encuentra en un lugar prominente en los acontecimientos de su vida; por su absoluto equilibrio y armonía con ellos, moldeándolos a su entorno. A veces se moverá sin esfuerzo, porque su sintonía con la fuerza mental que controla el universo lo guía para realizar el trabajo que tiene que ser hecho.

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